POLÉMICA ABIERTA SOBRE EL AUTOEMPLEO

Por: Raúl Rosales León

Me parece positiva la respuesta de Carlos Mejía, a quien tuve el gusto de conocer la semana pasada, porque se esta visualizando el problema del trabajador autoempleado en el Perú. Es importante el intercambio de ideas para que genere nuevos insumos en el debate y, sobre todo, que propicie en otros espacios la formulación de políticas públicas que solucionen los problemas sociolaborales a millones de trabajadores.

En cierta manera resulta irónica la construcción narrativa del texto de Carlos quien se alegra por el debate, luego hace una convocatoria a la cultura democrática, continúa con una serie de argumentos como parte de una polémica y finaliza negando todo lo anterior cuando él señala que mi texto es: “Políticamente, es una práctica muy vieja y manida. Académicamente, resulta imposible de sostener. Sindicalmente, es la puerta a una división absurda”. Esto significa que Carlos me niega como interlocutor válido en el campo político, académico y sindical. Parece que él se ha dejado llevar por la pasión de una polémica abierta, lo cual es comprensible por la ausencia de debates conceptuales en el movimiento sindical peruano.

Regresando al debate

Es necesario visualizar el punto neurálgico del debate: el concepto autoempleado. En el primer artículo escrito por Carlos señala explícitamente su preocupación por la falta conceptual del término en cuestión porque no se ha hecho una definición exacta y, según él, sigue siendo una etiqueta muy amplia e imprecisa. Desde el psicoanálisis, en donde está el deseo está la falta, entonces, ante la falta de un concepto preciso, Carlos desea encontrar una certeza y afirma categóricamente: “se trata de empleo precario” con una serie de características, lo cual fue el motivo central de la polémica abierta.

Luego de la desmantelación discursiva sobre el término “trabajo precario”, que en el fondo hegemoniza las demandas prioritarias del sector de trabajadores no autoempleados, Carlos en su respuesta mencionada que la categoría autoempleo no es algo claro y menciona: “A mi juicio, comprende diferentes grupos de actividades económicas, muy diferentes entre si y con diferentes intereses y necesidades”. Lo cual muestra que Carlos se mantiene en la ambigüedad conceptual porque su propuesta de “trabajo precario” es amplia e imprecisa para definir al autoempleado porque también se incluye a los trabajadores quienes dependen de empleadores. Es decir, el significante “trabajo precario” abarca como significado tanto a los asalariados como los autoempleados.

Parece que la sociología del trabajo, la antropología urbana y las estadísticas no han podido darle una pista clara a Carlos para analizar conceptualmente a mencionado actor laboral. Es interesante que Carlos
manifieste publicamente que los autoempleados son de su interés y sobre el cual sus afirmaciones pueden aplicarse. Lo cual parece un poco difícil con la categoría “trabajo precario” .

Más allá de la Ley General del Trabajo

Entonces, queda en la polémica el trabajador autoempleado desde el enfoque del sindicalismo sociopolítico. Y como parte de un debate existen discrepancias o puntos de vista diferentes. Lo cual no sólo se queda en el plano virtual bloggero, sino que también forma parte del mundo real como el pasado viernes 24 en la Audiencia Pública sobre La Ley General del Trabajo organizado por la Comisión de Trabajo del Congreso de la República. En donde parece que Carlos no ha reflexionado agudamente sobre el autoempleado en relación a los parámetros tradicionales del concepto trabajo que se encuentra en propuesta de ley. Lo invito a hacerlo para nutrir una nueva propuesta que sea inclusiva a todos los trabajadores.

En la audiencia pública se trató de naturalizar el concepto trabajo bajo los parámetros tradicionales (empleado y empleador). Pero la CUT PERÚ, a parte de tomar en cuenta ha mencionado sector laboral del sector privado, abrió su preocupación para visualizar al sector público y, sobre todo, a los trabajadores autoempleados. Se democratizó el significante trabajador, lo cual no es especulación virtual sino acción en el campo real. La pregunta es ¿Por qué la CUT PERÚ se preocupa por los trabajadores autoempleados en mencionado evento? La respuesta es por el paradigma del sindicalismo sociopolítico que va más allá del sujeto único de trabajador homogéneo quien depende de un empleador.

Si Carlos hubiese analizado los discursos de los representantes de las principales centrales sindicales del país en el foro en cuestión, él mismo se hubiese dado cuenta sobre que tipo de modelo sindical toma en cuenta los intereses y demandas de los trabajadores autoempleados. En esta lógica, en el plano académico, político y sindical los trabajadores autoempleados se articulan con el discurso inclusivo e integral del sindicalismo sociopolítico: en teoría y práctica. Algo que hasta ahora Carlos no puede simbolizar ni menos refutar, sólo ha analizado conceptos “autoempleo” y “sindicalismo sociopolítico” por separado y ha obviado la relación de ambos que es el punto nodal de mi propuesta. La relación de ambos conceptos ha sido demostrado en la audiencia pública sobre la Ley General del Trabajador (Asalariado) porque desde el sindicalismo sociopolítico se enunció la necesidad de inclusión de los trabajadores autoempleados quienes son ajenos al concepto hegemónico de trabajo en el Perú.

Me gustaría comentar a manera de hipótesis el relato histórico (sin base bibliográfica ni algún tipo de fuentes) de Carlos, quien señala que el "sindicalismo sociopolítico" es heredero del viejo "sindicalismo libre" (sindical y anticomunista). Se puede decir que resultaría irónica la evolución del supuesto sindicalismo anticomunista porque en la práctica (comprobado en la audiencia pública) es más izquierda y progresista porque incluye la lucha de los trabajadores autoempleados (invisibilizados en la propuesta de proyecto Ley General del Trabajo). Pero entrar en el debate sobre ¿quién es más izquierda para tener la razón? es un viejo problema de la izquierda peruana en donde los actores políticos legitiman su posición de “izquierda pura” descalificando al otro de ser menos izquierdo u otros colores. El hecho de denominarse de más izquierda no es base suficiente para pretender una crítica argumentativa. La izquierda fragmentada en el Perú es una muestra de ello en donde todos los militantes son más izquierda que el otro, mientras el sistema neoliberal avanza e impone sus reglas de juego. Por eso saludo la foto que cuelga Carlos en su blog de unidad sindical (CUT PERU y CGTP).

Autoempleo y sindicalismo sociopolítico

En el campo académico (incluyendo a la antropología urbana que es bien conocida por Carlos) existe una falta conceptual del autoempleo desde un enfoque sindical. Lo cual fue un tema en la investigación que realicé (como había mencionado en mi primer artículo sobre el autoempleo) sobre el impacto de la crisis financiera y el modelo de económico en los trabajadores por cuenta propia “autoempleados” con sede en Lima. Entonces, cuando Carlos menciona el aspecto económico sobre la ausencia de trabajo asalariado coincide con los dirigentes de trabajadores autoempleados a quienes entrevisté y, a la misma vez, fortalece, sin querer queriendo, mi propuesta porque los actores sociolaborales (autoempleados) critican al Estado y al sistema económico (modelo de desarrollo) que no proporciona trabajo decente. En este punto ambos estamos conformes, pero discrepamos en otros, lo cual nutre el debate.

Carlos en su respuesta desea una explicación más detallada para entender la relación del autoempleo con el paradigma sindical que sigue la CUT PERÚ: la construcción conceptual del autoempleado desde el enfoque del sindicalismo sociopolítico tiene como objetivo plantear una alternativa analítica y programática al concepto "informalidad" formulada por Hernando de Soto en su libro El Otro Sendero. La base social del emprendedor no es el autoempleado como lo afirma Carlos, sino el trabajador informal y la trama ideológica que la sostiene. El informal de ayer es el emprendedor de hoy. El discurso hegemónico de la informalidad percibe la presencia del Estado (y los mercantilistas) como el mayor obstáculo porque dificulta el proceso de formalidad y, por ende, grandes sectores de de la población optan creativamente por el sendero de la informalidad: el capitalismo popular. Como bien lo señaló Mario Vargas Llosa en el prólogo de mencionado texto: “En ese sentido la informalidad es una de las formas de democratizar el mercado luchando ante el apartheid económico y social”. En esta lógica el concepto autoempleado desde el sindicalismo sociopolítico cuestiona al discurso de la informalidad que pone las bases del capitalismo popular bajo el guión ideológico neoliberal. En esta lógica la propuesta conceptual del autoempleo toca directamente temas de fondo que ocasionan desempleo y pobreza. A la misma vez, construye las bases para la propuesta programática de inclusión de los trabajadores autoempleados.

En cambio la propuesta de Carlos sobre “trabajo precario” sólo construye la comunidad imaginada (Benedit Anderson) del trabajador en donde todos se encuentran juntos y revueltos. Lo cual ha sido aceptado por el mismo Carlos quien no niega que su texto universaliza las demandas de un sector particular de trabajadores en nombre de los trabajadores autoempleados. Y plantea una pregunta ¿Esta mal que los trabajadores autoempleados aspiren a tener vacaciones, jubilación, seguro de salud y otros derechos similares? Como se pude notar se encuentra la mirada paternalista sobre los autoempleados empobrecidos quienes no tienen agencia para la construcción de demandas propias que solucionen sus problemas concretos. Jaques Lacan señaló que el deseo es el deseo del Otro. En esta lógica el deseo de los trabajadores autoempleados con trabajo precario es el deseo de Carlos Mejía. Es necesario conocer las prioridades de la agenda sociopolítica y deseos de los autoempleados porque de no ser así, la actual propuesta de Ley General del Trabajo (consensuada en un 85%) sería, según el discurso de Carlos, lo más favorable para las aspiraciones sector de trabajadores autoempleados, lo cual dejaría de lado la solución de los problemas concretos de los autoempleados.

Ley del Trabajador Autoempleado y más allá.

Por este motivo es justa y necesaria la elaboración de una propuesta de la Ley del Trabajador Autoempleado con lineamientos políticos conforme a la realidad de millones de trabajadores quienes no tienen empleadores y, de esta manera, evitar la universalización de las demandas de un sector en particular de trabajadores. Lo cual es importante para los fines que persigue en el sector privado, pero limitada para incluir a los autoempleados quienes se encuentran al margen del discurso hegemónico sobre el trabajo. Y Carlos tiene la capacidad y compromiso para aportar reflexiones y propuestas para el beneficio de los trabajadores autoempleados, previo el registro de las demandas políticas específicas de mencionado sector laboral organizado en la ciudad.

Y cuando señalo que los autoempleados se organizan en la ciudad es para visualizar que ellos elaboran sus propias agendas políticas. Algo que obvia Carlos quien no pude simbolizar que los autoempleados tengan capacidad de agencia para la formulación de sus propuestas y acciones políticas. Entonces, como él no puede asimilar la idea que existen trabajadores autoempleados organizados, entonces él afirma que en mi texto: “se construye un sujeto social y se le atribuye una agenda, lo que sigue, es bastante común, se dice representarlo”. Otra vez la mirada paternalista sobre los autoempleados empobrecidos de la ciudad en donde es necesario que otra persona lo constituya como sujeto social, le atribuya una agenda y los represente.

En mi artículo escribí que realicé una serie de entrevistas a dirigentes de las siguientes organizaciones de autoempleados: CONAEM, FEDEVAL, CONFIAR, RED DE MUJERES AUTOMEPLEADAS, FREDDCIV y FETTRAMAP. Estas organizaciones tienen sus agendas, son protagonistas de sus luchas y tienen sus propios representantes dirigenciales. Si Carlos lo quiere comprobar, entonces le recomiendo que baje a bases, pero de autoempleados para ser más precisos.

El interés de Carlos es visualizar a los autoempleados como “trabajadores” con la mirada clásica sindical, lo cual se comprueba cuando él señala que en mi texto resalto los problemas de los autoempleados como “trabajadores comerciantes”. Como se puede apreciar él mantiene la hegemonía del trabajador homogéneo porque “trabajadores comerciantes” incluyen a los autoempleados y a los asalariados. La pregunta es ¿Por qué Carlos no habla de autoempleados del sector comercio y sus problemas específicos? ¿Por qué oscurecer la particularidad del trabajador autoempleado con sus agendas? Los trabajadores autoempleados tienen derecho a la igualdad y también a la diferencia. Existen otros sectores de trabajadores autoempleados organizados que tienen sus agendas políticas que se deben articular en la lucha contrahegemónica.

En esta lógica, se debe continuar abriendo espacios de análisis (virtual o presencial) para la rearticulación del tejido social que busque consensos programáticos con el fin de elaborar una propuesta de Ley del Trabajador Autoempleado en el movimiento sindical peruano. Esto como parte de las necesidades prácticas y los intereses estratégicas (Kate Young) desde el enfoque laboral y político. Lo cual significa que la ley es un paso importante para resolver problemas concretos y de esta manera seguir construyendo camino hacia estrategias más amplia de inclusión social con la participación de otros actores sociales y políticos.

Luego seguir trabajando en la utopía imposible que según Slavoj Zizek es la verdadera utopía porque cuestiona el estado actual del sistema capitalista tardío que todo lo tiene controlado y vigilado bajo los parámetros de lo correctamente político. Es menester la trasgresión académica para la elaboración de propuestas programáticas inclusivas en el campo político y sindical.
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